El TRX, una modalidad deportiva que se basa, principalmente, en el peso corporal, es una de las que mejor se está implantando en Europa y en el resto del continente americano.
La falta de material y de un espacio adecuado no podían ser una excusa para que los soldados de la Navy SEAL, la fuerza de operaciones especiales del ejército de Estados Unidos, no mantuvieran su forma física. Por ello, uno de sus integrantes, Randy Hetrick, se las ingenió para desarrollar con lo que tenía a mano (un cinturón de un paracaídas, herramientas para reparar lanchas…) un artilugio con cuerdas y cinchas que permitía a los soldados trabajar su musculatura con la resistencia de su propio peso. Había nacido el entrenamiento en suspensión, conocido popularmente por la marca registrada TRX.
Durante los siguientes meses, Hetrick y sus compañeros de la Navy SEAL fueron mejorando el invento y desarrollando una serie de ejercicios para trabajar todos los grupos musculares. Esta actividad anaeróbica basada en la fuerza fue implantándose en todos los cuarteles hasta dar el salto a la población civil, que la está acogiendo con gran interés